¿Para qué sirven los números primos?
Los número primos sirven para asentar las bases de
cualquier (y digo cualquier) número. Aunque otras culturas nunca han hecho
demostración de conocer la teoría existente tras estos números, como
explicábamos, sí que han mostrado que conocían estos números aunque fuese de forma
intuitiva. Y es que sin ellos no podemos elaborar algoritmos y cálculos
complejos
Actualmente las matemáticas están en la base de todo nuestro conocimiento
técnico/científico. Sin conocer los números primos, cómo determinarlos y qué
implicaciones teóricas tienen no podríamos hacer nada de lo que hacemos.
"Hablando
de los números primos muy grandes", explica Santi al preguntarle por los
números primos de Mersenne, "hay dos aspectos. Uno útil y otro muy inútil.
Pero que es curioso y bonito. El inútil es esto de hallar el número primo más
grande del mundo. No tiene ninguna utilidad, ni siquiera para la teoría
matemática". Pero entonces, ¿por qué seguimos buscando? "Hay una cosa
que sí que es muy útil en matemática aplicada. Los números primos muy grandes,
que se obtienen con el algoritmo que busca los números primos de Mersenne,
permiten obtener un código criptográficomuy seguro". Efectivamente,
los números primos de gran tamaño, pueden emplearse para codificar
cualquier tipo de información de manera segura. "Si tu coges un par de
números grandísimos primos y multiplicas, para poder obtener los originales que
lo constituían es dificilísimo. Esto lo usan los bancos en los números de
seguridad, las transferencias bancarias y otras operaciones".
Con
los dos números originales la codificación se revierte fácilmente.
"Multiplicar es fácil, pero encontrar el divisor es mucho más
complejo", explica el matemático. Los números primos, además, aparecen en
la naturaleza de manera espontánea, como aparecen ellos mismos en la sucesión
numérica. También se emplean a nivel de marketing y negocio ya
que representan números interesantes económicamente hablando: "si te
fijas, cuando ponen un cubo con quintos de cerveza, suelen poner un número
primo de botellines, tres, cinco o siete. Pero soléis ir de dos en dos, cuatro
amigos o tres. Al final, el cubo se queda insuficiente e invita a comprar otro
cubo más". Y es que, como decíamos, los números primos están presentes en
la vida cotidiana y donde menos lo esperas: Bien sea en los años de
reproducción de una chicharra,
en la sucesión de Fibonacci o en el cubo de quintos de cerveza de un bar.
En la base de las matemáticas
Probablemente
cualquier cultura con conocimientos matemáticos ha intuido la existencia e
importancia de los números primos. Aunque no es hasta Grecia cuando tenemos constancia
escrita de la consciencia sobre ellos, estos números están en la base de las
matemáticas de civilizaciones mucho más antiguas. Los números primos son
imprescindibles en el Teorema
Fundamental de la Aritmética.
"Cualquier número se descompone en un producto único de números
primos", nos explica Santi, "para cualquier número del uno al
infinito existe una descomposición de números primos única por cada
número".
"Euclides
era una especie de cocinero de los números. A él le gustaba comprobar cómo se
iban construyendo y descomponiendo los números. Buscó una estructura homogénea
común a todos los números que pudiese descomponer el número a la mínima parte.
Definió un algoritmo para rascar cualquier número y desmenuzarlo en todas sus
partes"
Esta
es la base de la descomposición factorial que prácticamente todos hemos
practicado en la escuela. Euclides ya
definió tanto este teorema como a los propios números primos. Además, también
definió el máximo común divisor y el mínimo común múltiplo, proporcionando
un método para determinarlos (lo que hoy conocemos como el algoritmo de Euclides).
Por si no lo recuerdas, todo esto es básico en cualquier cálculo que queramos
hacer. Es la base aritmética para cualquier planteamiento de naturaleza
matemática ya sea sencillo o complejo.
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